Así fuera detrás de un caño, en un motel, en un andamio o abarrotando los puentes, todos se las ingeniaron para sentirse como si pagaran el palco del Salsódromo con tal de ver a los más de 1.250 bailarines que prendieron la feria e hicieron vibrar y bailar a todos los asistentes.
No faltaron maracas, disfraces, coreografías y sobre todo el entusiasmo de quienes saben que es tiempo de feria.
Y aunque el público aguantó sol y multitud, no menos pusieron en cuota los expertos bailarines que perdieron zapatos, piel y hasta se dañaron huesos para entregar todo su talento.
Según la Dirección del Consejo Municipal para la Gestión del Riesgo de Desastres por deshidratación se registraron 40 desmayos entre los más de 600 asistentes.
Pero como dicen los expertos en Jala Jala y sonidos bestiales.
Compartimos algunos de los mejores momentos del evento:
