Rodeado de policías permanece el cementerio central de Cali, el más antiguo y de los más importantes de la ciudad.
La Policía debe patrullarlo como si fuera un peligroso barrio, paradójicamente cuando quienes aquí se encuentran deberían estar en completa paz.
Son centenares de jóvenes pandilleros los que se encuentran ahí enterrados, pero por culpa de sus enemigos, no se les permite abandonar la guerra, que continúa con ataques, quemas y profanación a sus tumbas.
El cementerio central ha sido testigo de cruce de disparos en pleno entierro y la huida de feligreses que como en otra época ya no encuentran la paz.
Fotos, velas extrañas bolsas con huesos son utilizadas para realizar misteriosos ritos que solo contribuyen a alejar a los pacíficos visitantes del cementerio central de Cali.
Lleno de bellos mausoleos, este cementerio, niega a dejarse morir como patrimonio de los caleños.
