La Reforma Tributaria que busca ampliar las tarifas de algunos impuestos para sostener el aumento presupuesto del próximo año, se da precisamente cuando los ingresos del Estado han disminuido.
Durante su campaña reeleccionista el presidente Juan Manuel Santos realizó toda clase de promesas en materia de vivienda, educación e infraestructura, gastos que se sumarían a los costos de sostener el cambio social si se llega a firmar la paz con las Farc.
Esto le representa al presupuesto país, para el año 2015, que es de 216 billones de pesos, gastos adicionales por 12,5 billones de pesos, que no los tiene y que le corresponde rebuscárselos por la vía de los impuestos.
Decidió no hacerlo a través del impuesto a la Renta, tampoco a los aranceles, tal vez al IVA, muy posiblemente al 4X mil, pero de sí definitivamente al Patrimonio.
El millonario faltante para cumplir las promesas, se presenta precisamente cuando la producción y ventas de petróleo, uno de los principales ingresos para la nación, han caído considerablemente.
Se pensaba que el ingreso de capital extranjero sería buena alternativa, pero rebajarles impuestos no ha sido la mejor idea.
La alternativa de la que no ha hablado el Gobierno para reorganizar el presupuesto, es recortar sus gastos de funcionamiento.
