En diciembre del sector de cinta larga ya habían reubicado 56 familias y hoy se tenía programado el traslado de 38 familias de las cuales sólo 10 aceptaron voluntariamente que demolieran la vivienda que habían construido en el jarillon hace más de 30 años
María fue la primera en ser reubicada hoy, pero asegura que no hay espacio en el apartamento nuevo para sus dos hijos y cinco nietos, ella vendió los marranos y pollos de los que vivía porque quiere más tranquilidad, sin embargo muchos de sus vecinos no comparten su decisión.
Elcias dio el sí a la Alcaldía porque aunque necesita el espacio para almacenar el reciclaje y trabajar en latonería, cree que su mamá esta muy expuesta en este lugar.
Sin embargo, la nostalgia ha sido más fuerte en una decisión que transformará sus vidas.
Para la secretaría de gobierno de Cali la acción popular que obliga la evacuación y el desalojo vela por la seguridad de Cali y de las mismas familias que habitan el dique.
Melva fue reubicada el 9 de diciembre y no entiende porque sus vecinos se siguen negando.
Ella afirma que así como sobrevivieron al Jarillón sobreviven en cualquier parte.