Los pradereños aún no logran borrar de sus mentes las penosas imágenes de la motocicleta bomba que explotó ayer y que perturbó la tranquilidad del pueblo.
Los dueños de la tienda Granero ubicada en la esquina donde ocurrió la explosión y que ha existido durante 45 años, hoy madrugaron a recoger el poco surtido de su mercado buscando recuperar algo.
Mientras que en el edificio de la Alcaldía se le rinde un homenaje a la paz, en la estación de Policía todavía están las marcas de la explosión que dejó heridos a dos uniformados.
Hoy fue un día para recoger escombros y con dolor recordar un atentado similar al ocurrido en la noche de disfraces del 31 de octubre del 2012.