El último adiós al Papa emérito Benedicto XVI

Tras tres días  de permanecer en capilla ardiente después de su muerte el pasado 31 de diciembre, hoy tuvo lugar el funeral del papa emérito Benedicto XVI, este marcó la primera ocasión en los tiempos modernos en que un pontífice presidió el funeral de su predecesor, y la primera de uno que renunció.

Según el deseo del reciente papa emérito, su funeral fue una ocasión caracterizada por la sencillez, Benedicto XVI fue nombrado papa emérito durante el funeral y el lenguaje de algunas oraciones fue diferente porque él no era el papa reinante al momento de su muerte. A la plaza de San Pedro asistieron cerca de 50.000 personas, entre ellas 120 cardenales, 400 obispos y 4.000 sacerdotes.

El ataúd de Benedicto XVI fue transportado a través de la Basílica y a la cripta del Vaticano para el entierro, donde descansan los restos de más de 90 papas, Benedicto fue enterrado en la primera tumba de su predecesor Juan Pablo II, la cual fue desalojada después de que este se convirtiera en santo.

Alrededor del ataúd se colocó una cinta con los sellos de la cámara apostólica, la casa pontificia y las celebraciones litúrgicas. El ataúd de ciprés se introdujo dentro de un ataúd de zinc soldado y sellado, y posteriormente se adentró en un ataúd de madera, en el cual fue enterrado. Acompañándolo en su ataúd está un pergamino que lleva escrita su biografía de vida y menciona algunos de los momentos más importantes de su mandato.

Mientras se llevaba el ataúd de Benedicto XVI a la Basílica de San Pedro, se podía escuchar a muchos miembros de la multitud cantando “Santo Subito”, que es un llamado para que el Papa Emérito se convierta en santo de inmediato, esto como consecuencia de su amplio legado y su firme lucha contra la pederastia.

   

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